28/1/10

Pozo 7º día: Un salto al Chicharro para homenajear al Teide.



La cosa surgió por que Arazola no conocía Tenerife y se planteo la posibilidad de coger el ferry y pasar un día en Tenerife, yo me presté para acompañarle y servirle de cicerone organizando la cosa de tal manera para tener como actividad principal o casi única la subida al Teide en bici desde La Laguna.


Para que todo saliera perfecto contacte con mi amigo Pancho que nos facilitó toda la infraestructura y logística y que en un afán de darme más información aunque yo no la necesitaba ya que me conozco perfectamente casi todas las carreteras de la Isla me puso en contacto telefónico con un conocido suyo ciclista según me dijo y al que le comente que íbamos a subir al Teide desde La Laguna y regresar de nuevo a La laguna , en ese momento o se estropeo el teléfono o yo que se que pasó por que solo escuchaba risas así que devolví a Pancho el móvil y pase de recibir informaciones que no necesitaba.
Cuando llegamos a Tenerife el miércoles a las 22:30 con las bicis, Pancho nos estaba esperando en el puerto y nos fuimos a cenar, carga de pasta, y pernoctamos en Pancho´s Home.

Había planeado subir al Teide desde La Laguna donde Pancho nos dejaría con las bicis y así nos ahorrábamos los 10 kilómetros de carretera peligrosa por el mucho tráfico que sube desde Santa Cruz a la Laguna.




Desayunamos por segunda vez en un bar y salimos a las 8 y media. Estaba nublado y había llovido , la carretera mojada y ambiente húmedo pero la temperatura no era baja , comenzamos a subir a ritmo constante pero tranquilos ya que nos esperaban casi 60 kilómetros de subida constante hasta 2400 metros y una vez que pasáramos el kilómetro 10 desde la Laguna donde se encuentra el último bar ya no hay nada hasta llegar al portillo a 11 kilómetros del Teide solo subir y subir y subir , hoy ni tan siquiera pudimos parar en ninguno de los múltiples miradores y obsequiarnos con unas vistas espectaculares, estábamos dentro de las nubes y en algunos tramos también niebla cerrada , yo le decía a Dani que de la infinidad de veces que he subido al Teide y he estado corriendo por las Cañadas o en sus proximidades siempre lo había hecho con sol fuera cual fuera el mes del año y le aseguraba para animarle que en cuanto superáramos la altura de las nubes veríamos el sol.

Superamos el observatorio de Izaña y todavía allí seguían las nubes, en ese momento se termina la subida continua y se sigue subiendo pero ya con tramos de repechos, un fuerte viento helado y húmedo nos azotaba lateral pero ya se empezaba a ver el sol.


Llegamos al Portillo y paramos en el bar donde varias tazas de chocolate café y bocadillos nos mitigaron un poco el frío para poder continuar más cómodamente y con cielo despejado hasta el Teleférico.






Allí paramos para comprar unos guantes y reparar un pinchado en la rueda de Dani.

Continuamos hasta el Llano de Ucanca donde nos hicimos las típicas fotos.





Y en el parador repostamos tranquilamente disfrutando del sol, la subida la habíamos hecho cómodamente en casi 3 horas y nos esperaba lo peor una bajada con la carretera húmeda.




Cuando iniciamos el regreso los primeros kilómetro fueron cómodos pero al pasar el Portillo hasta Izaña la niebla empezaba a cerrarse y pocos metros mas abajo ya no nos veíamos a mas de diez metros , los guantes estaban calados y los pies también cuanto mas bajábamos peor se ponía , lluvia torrencial , viento helado , niebla carretera encharcada ,mucho frío,totalmente calados y todavía mas de 40 kilómetros por la proa, estas condiciones no te permiten bajar rápido y las manos te duelen del frío y de manipular el freno constantemente, en las Lagunetas donde yo esperaba que mejorara el tiempo aún estaba peor o sea que lo único que podíamos hacer es aguantar y seguir bajando lo mas rápido posible , la niebla se había convertido en lluvia torrencial ,yo miraba atrás y no veía a Dani cuando llegué al cruce de las Raíces y donde está ubicado un pequeño bar muy conocido por mi paré, ya estábamos abajo y nos metimos en el bar , chocolate caliente y una toalla que poco pudo hacer contra la tiritona que traíamos, le miré a Dani y empecé a tiritar no se si del propio frío o del miedo que me dio ver la cara que traía.

Allí no tenían estufa ni nada pero fue tal la pena que dimos a los del bar que nos encendieron la chimenea para que nos pudiéramos calentar.





Pancho nos salvo la vida con ropa seca y mas tarde una ducha caliente en su casa y una ensalada de pasta, luego al barco y regreso a Gran Canaria, que mañana toca mas bici, pero espero que con mas calor.